A veces creemos que cuidamos bien nuestra piel y no vemos resultados… Eso, a mí, me frustra. ¿Te ha pasado?
Muchas veces, el problema no es el producto como tal, sino que no estamos usando lo que realmente necesita nuestra piel.
Conocer nuestro tipo de piel es el primer paso para lograr resultados visibles y duraderos.
Descubramos juntas cuál es nuestro tipo de piel y cómo darle exactamente lo que necesita.
¿Por qué es importante conocer tu tipo de piel?
¿Te ha pasado que deseas eliminar el brillo excesivo de tu piel y, por más productos que usas, no lo logras?
Es fundamental saber qué tipo de piel tenemos, porque con base en eso vamos a elegir los productos adecuados para cuidarla de manera óptima, obtener los mejores resultados y, sobre todo, estar siempre enamoradas y enamorados (¡esto también va para ti, hombre, que sé que me lees! ) de nuestra piel.
Es importantísimo entender las diferentes características que puede tener: poros dilatados, resequedad, exceso de grasa, manchas oscuras, acné, flacidez, tono disparejo, alta sensibilidad, líneas de expresión, rojeces en mejillas… y muchas más.
No todas estas condiciones se tratan con los mismos productos, porque cada necesidad tiene su solución.
Ahora veamos cómo, según un grupo de características, podemos ubicar nuestra piel en un tipo. Es decir, si tu piel presenta ciertas señales, puedes clasificarla en una categoría.

Tipos de piel:
Tienes piel normal si tu piel…
Se siente suave y cómoda
No brilla demasiado
Casi no tiene imperfecciones
Es la piel soñada. Ni muy grasa, ni muy seca.
Tienes piel grasa si tu piel…
Se ve brillante, sobre todo en frente, nariz y mentón
Tiene poros más visibles
Tiende a tener acné o puntos negros
Es la que produce más grasa de lo normal.
Tienes piel seca si tu piel…
Se siente tirante, áspera o con descamación
Puede picar o enrojecerse fácilmente
Suele tener líneas finas marcadas
Le falta hidratación o aceites naturales.
Tienes piel mixta si tu piel…
Brilla en la zona T (frente, nariz y mentón)
Mejillas más secas o normales
Poros más marcados en algunas áreas (nariz y mejillas)
Un combo: zonas grasas y zonas secas.
Y si aún no sabes muy bien como identificar estas características en tu piel, te propongo el siguiente test, rápido, ágil y supersencillo:

- Limpia tu rostro y no apliques ningún producto.
- Espera una hora y observa cómo se comporta tu piel:
- Si la sientes tirante: probablemente es seca.
- Si brilla en toda la cara: probablemente es grasa.
- Si brilla solo en la zona T: probablemente es mixta.
- Si se siente cómoda: puede ser normal.
¡Listo! Ya identificamos qué tipo de piel tenemos 
Viene la gran pregunta:
¿Y ahora cómo la cuido?
Vamos uno por uno. Si quieres, ubícate solo en tu tipo, pero si conoces todos, tendrás el arma más poderosa del mundo: SABER Y AYUDAR A QUIEN NO SEPA
Tips de cuidado según tu tipo de piel:
Piel normal — La de bebé, la que todos y todas soñamos 
Aun con este tipo, necesitas cuidarla para mantener el equilibrio.
Limpia suavemente en la mañana y en la noche
Hidrata con texturas ligeras (tipo gel)
Usa protector solar todos los días, así no salgas de casa
Consejo: No te confíes. Cuídala para que se mantenga sana y bonita con el tiempo.
Piel grasa — La que no envejece fácilmente 
Controla el exceso de grasa sin resecarla.
Usa limpiadores suaves pero efectivos
Prefiere hidratantes en gel, libres de aceite
Exfolia 1 vez por semana
Usa protector solar ligero, todos los días, aunque no salgas de casa
Consejo: No le huyas a la hidratación. La piel grasa también puede deshidratarse.
Piel seca — La que ama lo delicado y lo nutritivo 
Hidrátala, nútrela y protégela.
Usa limpiadores suaves, sin sulfatos
Aplica sérums o cremas con ingredientes humectantes (ácido hialurónico, aceite de almendras, etc.)
Mascarillas hidratantes 1 vez por semana
Protección solar diaria, sin excusas
Consejo: Evita el agua muy caliente y productos que dejen sensación tirante.
Piel mixta — La camaleónica, versátil, dinámica… ¡y la mía! 

Equilibra zonas secas y grasas.
Limpia con productos suaves, que no resequen ni engrasen
Hidrata con texturas balanceadas (gel-crema, por ejemplo)
Usa productos distintos según la zona (zona T vs. mejillas)
Protección solar ligera siempre, incluso en casa
Consejo: Escucha tu piel, no todos los días necesita lo mismo.
Ahora que ya conoces tu tipo de piel y tienes las herramientas esenciales para cuidarla, quiero invitarte a que te regales tiempo. Que te mires con ternura, que te mimes sin culpa, que te trates con amor.
Porque ese amor que cultivas contigo se nota: se refleja en tu piel, en tu mirada, en cómo te hablas y en cómo te relacionas con los demás.
Recuerda siempre que el acto de amor más significativo que podemos brindarnos es aceptar y abrazar nuestra esencia, lo que somos. Creo que la belleza es un reflejo del interior. Atrévete a Renacer.
Nos vemos en el próximo blog, con más dosis de amor y belleza real.